Andrea Hirata
Novela biográfica
Temas de Hoy. 2013
ISBN: 9788499982434
«Aquella mañana permanecería conmigo durante decenas de años. Aquella mañana vi cómo Lintang agarraba con torpeza un lápiz enorme y sin punta como si sujetara un cuchillo muy grande. Su padre le había comprado el tipo incorrecto de lápiz, de dos colores diferentes, rojo en un extremo y azul en el otro. ¿No eran esos los que usaban los sastres para marcar las telas? ¿O los zapateros para marcar el cuero? Fuera el tipo de lápiz que fuese, desde luego que no era para escribir.
El libro que le había comprado tampoco era el correcto. Tenía la cubierta de color azul oscuro y venía pautado con tres líneas. ¿No era ese el libro que usaríamos en segundo curso, cuando aprendiésemos a escribir en cursiva? Pero lo que nunca olvidaré es que, esa mañana, vi a un crío de la costa —mi compañero de pupitre— sujetar un libro y un lápiz por vez primera. Y en los años venideros, todo lo que ese niño escribiese sería el fruto de una mente brillante, y cada frase que dijera actuaría como una luz cegadora. Y con el paso del tiempo, el fulgor de aquel niño pobre de la costa superaría el oscuro nimbo que durante tanto tiempo había sumido su escuela en la penumbra, y se convertiría en la persona más brillante que jamás haya conocido en todos los años de mi vida.»
«No mucho más tarde, una mujer pidió al público que se calmase para poder empezar con las preguntas. Había llegado el momento de la verdad. Los participantes estaban fascinados, listos para escuchar la retahíla de preguntas y lanzarse a los botones. Era muy estresante.
La primera pregunta resonó por toda la sala.
—Mujer francesa a caballo entre el mito y la realidad…
¡Moc! ¡Moc! ¡Moc!
Aún no había terminado de formularla; alguien había presionado el botón de manera prematura. Todos los presentes quedamos sorprendidos. Un brazo tosco acababa de lanzarse al botón que había frente a nosotros con la velocidad del rayo… ¡el brazo de Lintang!
—¡Equipo F! —gritó la mujer que hacía las preguntas.
—¡Jeanne d’Arc, Val de Loire, France! —dijo Lintang sin pestañear, sin vacilar y con un acento francés increíblemente nasal.
—¡Cien puntos! —anunció un hombre sentado en la mesa del jurado, lo cual fue recibido por los seguidores de la Muhammadiyah con un aplauso atronador. La mujer prosiguió…»
La tropa del arcoíris: Reseñas
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