Pájaro de medianoche

Alice Hoffman
Infantil. Novela fantástica
Alfaguara. 2017
ISBN: 9788420485799

«No te puedes creer todo lo que oyes, ni siquiera en Sidwell, Massachusetts, un lugar donde se supone que todo el mundo dice la verdad y las manzanas son tan dulces que la gente viene incluso desde sitios tan lejanos como la ciudad de Nueva York durante el festival de la manzana. Corre el rumor de que una criatura misteriosa vive en nuestro pueblo. Algunos insisten en que se trata de un pájaro más grande que un águila; otros dicen que es un dragón, o un murciélago enorme que tiene el aspecto de una persona. No cabe la menor duda de que este ser, humano, animal o algo entre medias, no existe en ninguna otra parte de este mundo. Los niños dicen entre cuchicheos que tenemos a un monstruo entre nosotros, en parte hombre, en parte un mito, y que los cuentos de hadas se hacen realidad en el condado de Berkshire. En la tienda y en la gasolinera de Sidwell, los turistas pueden comprarse camisetas decoradas con una bestia alada de ojos rojos con un “Ven a Sidwell” impreso debajo.    
Cada vez que veo una de esas camisetas en una tienda, se me cae sin querer dentro del cubo de la basura.
En mi opinión, la gente debería tener cuidado con las historias que cuenta.
De todas formas, siempre que algo desaparece, le echan la culpa al monstruo. Los fines de semana son los peores días de estos extraños robos. En los repartos que van a la cafetería Starline faltan varias barras de pan de su pedido habitual. Desaparecen prendas de ropa de los tendederos. Yo sé que no existe nada semejante a un monstruo, pero en mi familia sí que hemos sufrido al ladrón, la verdad. Había cuatro empanadas enfriándose en la encimera de la cocina y, un minuto después, alguien se había dejado abierta la puerta de atrás y faltaba una de ellas. Un viejo edredón que nos habíamos dejado en el porche desapareció un sábado. No había huellas en nuestro césped, pero sí que sentí un cosquilleo de miedo cuando me quedé en la puerta de atrás aquella mañana, mirando hacia el bosque. Creí haber divisado una figura solitaria que corría por una arboleda, pero podría haber sido solo la niebla, al elevarse del suelo.»