John Banville
No ficción
Alfaguara Negra. 2019
Edición no venal
«La primera vez que vi Praga fue en invierno, cubierta de un manto de nieve resplandeciente al sol de un final de enero de luminosidad intempestiva. Quizá sea la nieve lo que intensifica el silencio de la ciudad en estos, mis primeros recuerdos de ella. Más que una ausencia, el silencio de Praga es una presencia. Los sonidos del tráfico, las voces en las calles, el tañido de las campanas y los innumerables relojes públicos que dan las horas, todos resuenan en contraste con el silencio de fondo como si chocaran contra un vidrio alto y cristalino. Hay también en mis recuerdos una cierta sensación de un vuelo incipiente, como si en el centelleo de aquella escena todo estuviera listo para soltar amarras y elevarse hacia la bóveda de un radiante azul: listo, pero sin llegar a liberarse nunca. En aquella época, a comienzos de la década de los ochenta, la Guerra Fría atravesaba una de sus fases claramente caldeadas, a pesar de que —ni nos lo imaginábamos— ya iniciaba su fin. Había llegado yo a Checoslovaquia con el pronóstico de invalidar todas las ideas que había recibido acerca de cómo era la vida en la Europa del Este. Me iba a llevar una decepción —la mayoría de los clichés sobre los gobiernos comunistas resultarían de una precisión descorazonadora—, pero también sentiría un extraño júbilo. Cuando estás en cualquier otro lugar siempre te llevas una sorpresa.»